Radio La Colifata. Una propuesta argentina leída en relación a la intervención nosocomial italiana

Mural de radio La colifata
“Hay que estar lúcido para poder solucionar tu problema de existencia”. Filosofía colifata – Integrante de radio La Colifata

Señales en el éter desde el Borda

En el interior del Borda, una pequeña edificación cubierta de grafitis alberga un espacio que podría considerarse más allá de los muros. Cada tarde de sábado una consola, dos computadoras y algunos micrófonos indican cuál será la actividad. Colifatos y visitantes piden la palabra. Una grilla lateral ordena las distintas intervenciones. Los participantes, con nombre real o fantaseado, detallan su propuesta y el abordaje de los temas: Diálogo con el pibe orquesta; El hombre de la vaca con Hugo; Radio Perú con Ever; Un mundo ideal con José el utópico; Mundo fútbol con Mario; El pandillero con Rudo. El encuentro es en FM 100.3 o personalmente, con la promesa de los colifatos de “llevarte mucho más de lo que traés”. Operadora de radio La Colifata De hecho surgen frases cargadas de sentido en medio de flujos de palabras. Los sujetos se delinean sin velo en cada intervención y buscan la mirada de los presentes mientras hablan o bailan. Los oyentes participan telefónicamente o a través de las redes sociales. A veces son los mismos que han visitado la radio y siguen en contacto. Los saludos llegan desde Canadá, Australia o Argentina. La red comunicacional armada a través de los años logra dar consistencia a un entramado subjetivo tan sutil como creador de vínculos. Se trata de recuperar un decir arrasado por el sufrimiento que se pone en juego gracias a este espacio.

En la manzana de la locura

Antiguamente lo más importante del hospicio eran sus muros. Hacia el siglo XVIII la donación de tierras a los jesuitas permitió la colocación de diferentes predios que derivaron en los actuales espacios de salud. En particular, el Hospicio San Buenaventura, luego de las Mercedes y actualmente el Hospital Borda abrió sus puertas en 1860 (Ingenieros, 2012). El tradicional régimen de tipo carcelario de los nosocomios imperante por decenios en el mundo occidental, fue paulatinamente cediendo el paso a una visión más esclarecida de la enfermedad mental. Al respecto, entre las principales preocupaciones evidenciadas por los llamados hombres de ciencia, se encontraba el problema de cómo afrontar el aislamiento en este tipo de pacientes. Pasó mucho tiempo antes que en la llamada «manzana de la locura» del barrio de Barracas se pensara a la enfermedad mental desde otro lugar. 

Una experiencia italiana

En Italia el profesor Franco Basaglia se ocupó del padecer psíquico y sus implicancias, tales como la estigmatización y la pérdida de la condición de sujeto de derecho del enfermo mental. Por aquel entonces la oposición sistemática al pensamiento psiquiátrico clásico le valió a Basaglia el traslado a un pueblito de provincia, Gorizia, donde se le asignó la dirección  Mural del Hospital Bordade un pequeño nosocomio. Su enfoque no negaba la enfermedad mental pero era contrario a considerar que los alienados no pudiesen compartir espacios comunes con el resto de la sociedad. Más que la enfermedad le interesaba el enfermo. De este modo los médicos a su cargo iniciaron a trabajar con los pacientes sobre la conquista gradual de la libertad de la que fueron privados y la responsabilidad perdida al momento de la internación. Asimismo se enfocaron en la construcción de una vida hospitalaria aceptable o por lo menos soportable. Finalmente en 1962 se abre el primer reparto del hospital de Gorizia y se inaugura la comunidad terapéutica. La vida del hospital pasa a ser regulada por asambleas generales y de reparto. Los enfermos inician a autogestionar su existencia a través de una continua comunicación con quienes los curan. El respeto pasó a ser un acto terapéutico (Basaglia, 2014). La cuestión evoluciona hasta el establecimiento de la Ley 180 en defensa del enfermo mental y para la abolición de los manicomios.

Ley 180. Soluciones y problemas

La experiencia del hospital a puertas abiertas[1] dejó en claro la posibilidad de una asistencia diferente en materia de salud mental. En Gorizia se dio un paso importante con respecto a los prejuicios y privaciones asociados a la naturaleza de la locura, que halló su culminación en la modificación del Código Civil Italiano. La Ley 180 (13/05/1978) de «Controles y tratamientos de salud voluntarios y obligatorios» promulgada en contraposición a la ley de 1904 que instituyó los manicomios decretó, entre otras cosas, la abolición del concepto de peligrosidad del enfermo mental como así también el deber de parte del médico de curar haciéndose cargo de la libertad del paciente y de la Imagen de mural del htal. Borda que muestran manos en situaciòn de protestaadopción de iniciativas dirigidas a obtener el consenso y participación del enfermo en su propia cura. Además los tratamientos Sanitarios Obligatorios (TSO) se efectuarían sólo en casos extremos y por un máximo de siete días, eventualmente extensibles a otros siete. Por otra parte se promulgó la creación de nuevas entidades especializadas en hospitales (SPDC)[1], ambulatorios, estructuras intermedias y visitas a domicilio. El enfermo mental volvió a ser un sujeto de derecho (Toresini, 2005). No obstante, a cuarenta años de la promulgación de la Ley, los modelos que tradujeron sus enunciados en una labor real sobre el territorio no lograron instrumentar acciones eficaces más allá de aquellas sociales, que en algunos casos logran involucrar a pacientes y familiares. El alivio del sufrimiento mental se basó en una injerencia desde lo comunitario pero sin facilitar al paciente las herramientas necesarias para lograr ser en el mundo. La enfermedad mental era considerada fundamentalmente un trastorno social y por ende curable a través de la idea optimista de un cambio en dicha sociedad. Este enfoque parcial trajo aparejado un nuevo problema, la aparición del efecto revolving door. Es decir, los pacientes se volvieron prisioneros de una serie interminable de ingresos y altas hospitalarias cada vez más frecuentes, junto con la prolongación indefinida de algunas internaciones. Las dificultades surgidas en los repartos hicieron necesaria una nueva mirada sobre el tema y el planteo de alternativas de acción posibles.

La Colifata. Los inicios de una propuesta argentina

Esta propuesta nacida en Buenos Aires podría pensarse cimentada en los principios basaglianos, pero sin el respaldo de un código civil. De hecho lo que sostiene el vínculo entre los participantes de La Colifata es el lenguaje mismo, en una modalidad que favorece el intercambio con el otro. Para ello, implícita o explícitamente, se invita al oyente a suspender su juicio con la intención de reconocer y reconocerse en la diversidad poniendo entre paréntesis la necesidad de categorizar cada situación a fin de alcanzar un orden tranquilizante. Una acción que apunta a la desestigmatización del enfermo mental y a modificar la idea de peligrosidad subyacente. En el encuentro participan activamente oyentes y colifatos. Los resultados obtenidos fueron tales que entusiasmaron al resto del ambiente psi, con el aditamento de haber sido la primera radio en transmitir desde un centro neuropsiquiátrico. Una experiencia que actualmente se replica en distintas partes del globo. Mural de radio la ColifataEl nacimiento de la radio fue producto de una concatenación de contingencias que Alfredo Olivera, su fundador, hizo confluir en un proyecto que logró trascender las fronteras de nuestro país. El encuentro casual con el locutor Adrián Quiroga que propone a Olivera tratar el tema de la locura desde su experiencia en Cooperanza, fue el inicio del proyecto. Esta asociación civil activa dentro del Borda tiene como objetivos la inclusión y reconstrucción de lazos sociales. Con el mismo espíritu se convocó a los internos a discutir el tema sin restringirlo al argumento de la locura. La iniciativa fue estructurada en modo tal que en agosto de 1991 nace Una radio sin antena. Las intervenciones se registraban en un grabador de periodista, con posterior edición y distribución por los diferentes espacios comunicacionales: Rock and Pop con Lalo Mir, Radio Nacional con Nelson Castro y en diferentes radios zonales. Seguidamente se constituyó un espacio de una vez por semana en radio San Andrés llamado La columna de los internos del Borda. Un lazo con el mundo exterior que se fortaleció con el tiempo. La falta de subvenciones llevó a soluciones alternativas. Aunque el espacio físico del que hoy goza la radio tardó en llegar, la transmisión de La Colifata se emite todos los sábados desde hace veintisiete años.

Una nominación contra la estigmatización

La falta de un nombre para la emisora llevó nuevamente a la invención. Uno de los presentes se ofreció como corresponsal para interpelar al resto de los internos sobre el tema. En este caso el vacío de saber ordenó y organizó algo, consintiendo el vínculo con el otro. Surgen cuarenta nombres que serán sometidos a votación por los oyentes. El resultado consagra vencedor al único que hace alusión a la locura: “La Colifata”. De hecho es necesario que en el nombre, en el significante, alguna cosa resuene (Lacan, 2005). Colifato en lunfardo es alguien que no está bien de la cabeza pero la palabra en sí comporta menos dramaticidad. Una mixtura muy porteña de loco al revés y hecho (fatto) en italiano. Es decir hecho loco, devenido loco. Otra vez el nombre continúa siendo un estigma. Sin embargo la tarea de deconstrucción planteada en la radio consiente la expresión de estas nominaciones sociales. No se trata de cambiar una sanción o un nombre por otro supuestamente mejor, sino salirse de la lógica de lo hegemónico y trabajar con las representaciones que el otro trae.Uno de los integrantes fijos de Radio La Colifata Coincidentemente con la teoría psicoanalítica, la verdad no se expresa, se crea. No  existe  una  esencia  del  acontecimiento, éste siempre puede ser resignificado y convertirse en otra cosa respecto a lo que era. En La Colifata se busca acordar con el otro para encontrar un consenso de lo verdadero. Paulatinamente se establecen formas de hablar donde el ser diferente se instaura como un motor cultural para promulgar una visión tendiente a la integración y no al contrario, que restituya dignidad a la persona con padecimiento psíquico. Olivera explica que ser colifato se convirtió en una concepción más cercana a la salud que a la enfermedad; un empuje a la creación, la autonomía, la solidaridad y el encuentro. Esto se logra promoviendo la interacción entre oyentes y participantes. El proyecto colifato se podría explicar como una vía de concreción válida de las ideas basaglianas, poniendo en práctica formas de visibilización y reinserción de “los sujetos cancelados” según refiere Alberta Basaglia en su libro (2016), que sigue los pasos de su padre. Asimismo, en el espacio radial no se impone una ideología prescribiendo la anterior sino que las acciones tendientes a no reducir al otro y el hecho de creerlo suficientemente potente para producir algo, son consideradas eficaces de por sí. De este modo aquellos “sujetos cancelados” tienen voz y algo que decir. El proyecto se vale de los medios de comunicación para propiciar conexiones nuevas. No se trata de concebir una radio de locos sino de confluencias, explica Olivera, para cimentar la salud mental. De ahí que el espacio de la radio se haya convertido en una propuesta revolucionaria.  

El poder de la palabra en la revolución colifata

La palabra es aquello que nos sujeta, que implica el compromiso del ser hablante en el discurso. Para que haya efecto de verdad se necesita la sanción simbólica del Otro, su reconocimiento. Es lo que proporciona la ilusión de comunicarnos unos con otros, de creer que lo verbalizado encuentra un lugar en el otro y el vehículo para alojarse en ese otro es la palabra. Es el paso que media entre un discurso privado y aquel dotado de sanción simbólica. Por ello el resultado colifato no debe confundirse con lo planteado por la teoría de la comunicación. No se trata solo de emisores y receptores o de una cuestión tecnológica. En la intersubjetividad los extremos del emisor y del receptor son ocupados por sujetos y en cuanto tales comentarán diversamente el mensaje recibido. Lo dicho por alguien supone una escucha, la voz se dirige siempre a un otro. Se trata de un fenómeno de estructura. Donde hay discurso existe siempre la presencia de dos sujetos simbólicos como fundamento de esa interlocución (Rabinovich, 2018). Recibir el propio mensaje de forma invertida crea sujetos. El que escucha del otro lado hace posible que la palabra se convierta en  mensaje. Por eso, es en la estructura misma de la palabra donde se incluye la relación del yo con su semejante. Por otra parte, es lo que presenta dificultades en las personas con padecimiento psíquico. El funcionamiento de La Colifata ayuda a organizar o restablecer algo de la función significante. Los colifatos se vuelven protagonistas de su propio decir.   El ojo que hablaLa organización de la radio implica además una dinámica de presencia y ausencia, que es el núcleo de la teoría del símbolo. El par mínimo oposicional (S1-S2) se funda para el psicoanálisis, en la presencia-ausencia del Otro. En las psicosis la función simbólica se halla comprometida, con todo lo que implica a nivel discursivo y de coordenadas de tiempo y espacio. El régimen semanal radiofónico introduce una temporalidad que ordena a los participantes. Muchos de ellos preparan con anterioridad el material que desarrollarán el sábado recuperando cierto interés por el presente. Para Olivera, el trabajo no va en dirección de la normalización del sujeto sino hacia la creación de un lugar que lo nomine en su particularidad y desde allí crear condiciones que le permitan una existencia menos dolorosa. Para que ocurra, se propicia un tipo de encuentro que reconozca y aloje a las personas, donde todos se modifiquen. Este “caos radial”, como expresa uno de los eslogan de la emisora, se organiza teniendo en cuenta el imprevisto y lo “no sujetado” de los participantes para acogerlos en su complejidad. Asimismo, la utilización del entramado grupal crea sentido. Gran parte de las veces estos “locos con antena” condensan en su discurso situaciones o problemáticas sociales con una claridad impactante. Es lo que devuelve al oyente algo que también le pertenece. Desde allí se funcionaliza la palabra del que dice. Un nudo fundamental en el suceso de La Colifata. “Oh, dulces cadenas de la salud mental! Más hermosas que las alas suicidas de la libertad de la locura”. Jorge Osvaldo Garcés, colifato autodenominado “encontrador” del nombre de la radio.
  • Autor: Lic. Rosana Alvarez Mullner
  Nota 1: Los murales fotografiados presentes en el texto se encuentran en los muros del Hospital y son obra de los internos y voluntarios del Borda. Nota 2: Las palabras de Alfredo Olivera fueron testimonios online mientras que el resto de la investigación incluye un trabajo de campo realizado en diferentes encuentros radiales. REFERENCIAS [1] Las puertas abiertas en los diferentes centros de salud mental de régimen basagliano poseen un valor ético, donde la garantía de la permanencia del paciente en el recinto es promovida por estrategias psicoterapéuticas y psiquiátricas que lo reconocen como sujeto en su particularidad y derechos. [1] La sigla SPDC hace referencia al Servizio Psichiatrico di Diagnosi e Cura. Se trata de una unidad operativa hospitalaria presente en Italia, dedicada a la atención y asistencia de personas con enfermedades mentales graves en su fase inicial aguda. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
  1. Basaglia F. (2014), Che cos’è la psichiatria? (1967), Milano, Italia, Baldini & Castoldi ed.
  2. Basaglia R. (2016), Le nuvole di Picasso, una bambina nella storia del manicomio liberato, Roma, Italia, Feltrinelli ed.
  3. Ingenieros, J. (2012), La locura en Argentina, EEUU, Eisenbrauns ed.
  4. Lacan, J. (2012), Escritos 1, Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Argentina, Siglo XXI ed.
  5. Lacan, J. (2005), El sinthome, Seminario XXIII, Argentina, ed. Paidós.
  6. Toresini, L. (2005), SPDC aperti e senza contenzioni, per i diritti inviolabilli delle persone, Italia, Centro di documentazione di Pistoia.
  7. Rabinovich, D., Lectura de Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis (última visita: 30/04/2018).
  8. http://23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/electivas/francesa1/material/lectura%20de%20funcion%20y%20campo.pdf