Disfunciones sexuales

Desórdenes del deseo

Las disfunciones sexuales se caracterizan por anomalías más o menos significativas en relación al deseo y/o modificaciones psicofisiológicas del ciclo de respuesta de la esfera sexual en sus diferentes fases: deseo, excitación, orgasmo, resolución. Pueden presentarse desde el inicio de la actividad sexual o limitarse a una situación, persona o contexto.

Trastornos del deseo sexual hipoactivo masculino y femenino El deseo es la manifestación máxima del empuje del sujeto hacia el mundo. Cuando existe un problema de naturaleza inconsciente, esta esfera es la primera en resultar comprometida. Algunas de sus expresiones sintomáticas consisten en la ausencia o disminución de fantasías sexuales y en la atenuación del impulso o el interés hacia la actividad sexual. Esta caída de la libido generalmente causa preocupación en el individuo, conflicto en las relaciones interpersonales y angustia. En la gran mayoría de los casos, el trastorno del deseo sexual hipoactivo se concretiza en una ausencia casi total de relaciones sexuales por un lapso de varios meses y a veces años. La pérdida del deseo sexual puede ser de duración prolongada o episódica, y en relación a factores psicosociales o relacionales.

Desórdenes de la excitación sexual

Trastornos de la excitación masculina y femenina Es la dificultad persistente o recurrente en el logro de una respuesta de excitación sexual con lubricación y tumescencia en el caso de la mujer (aunque el deseo sexual esté presente) y una dificultad o ausencia de erección (disfunción eréctil) en el caso del hombre. Los trastornos de la excitación masculinos y femeninos se reflejan en la imposibilidad parcial o completa, persistente o recurrente, para lograr o mantener una erección lo suficientemente prolongada, o una conveniente lubricación para llevar a cabo la actividad sexual generando, en cada caso, un malestar significativo o conflictos interpersonales. Trastornos del orgasmo masculino y femenino Es un retraso persistente o recurrente del orgasmo, como también su ausencia después de una fase de excitación sexual normal. Este problema puede surgir en cada encuentro con el partenaire o solo en circunstancias específicas, causando incomodidad e insatisfacción. Pertenecen a esta categoría, la demora o la eyaculación precoz en los hombres y la anorgasmia en las mujeres, caracterizada por una reducción manifiesta en la intensidad de las sensaciones placenteras o en el retraso del orgasmo como respuesta a cualquier tipo de estimulación sexual. La eyaculación precoz, sin embargo, se refiere a la reacción que se presenta en forma persistente y recurrente como resultado de una estimulación sexual aunque sea mínima, antes, durante o poco después de la penetración y en cualquier caso, prematura a lo que querría la persona.

 Trastorno de aversión sexual

Aquellos que padecen este trastorno escapan a todo tipo de intimidad con su pareja sexual o a la posibilidad de encuentros sexuales ocasionales. Para evitarlos utilizan estrategias de cobertura o excusas, como irse a dormir temprano, descuidar el propio aspecto, viajar, llevar a cabo una actividad laboral intensa. En caso que el sujeto se halle ante la posibilidad de un encuentro sexual podría sufrir un ataque de pánico, mareos o fuerte angustia. La dispaurenia Es el dolor genital recurrente o persistente en un hombre o una mujer antes, durante o después del encuentro sexual, lo que causa marcada incomodidad o dificultad en las relaciones interpersonales. No se considera dispaurenia si existe con anterioridad un diagnóstico de vaginismo (espasmo involuntario del tercer músculo vaginal externo que interfiere con las relaciones sexuales) o falta de lubricación.   Email: consultas@psicoanalisisadiario.com