El aula y sus procesos comunicacionales

El aula y sus procesos comunicacionales

Texto formalizado para la Cátedra de Formación Docente de la Universidad de Palermo.

Entre los diferentes conceptos desarrollados sobre la comunicación en el aula, la violencia simbólica toca varias nociones como la del emisor autorizado y el receptor predispuesto, la profecía auto-cumplida, la idea de etiqueta y los actos de nombramiento.

Según Bourdieu, la violencia simbólica se ejerce a través de vías de comunicación racional con la adhesión forzada de aquellos que, por pertenecer a un orden dominado, en este caso el de los alumnos de una Institución escolar, no tienen más remedio que otorgar su consentimiento a la arbitrariedad de la fuerza racionalizada. Dicha fuerza genera sumisiones no percibidas como tales. En este caso el emisor autorizado sería el maestro y el alumno su receptor, que acepta un conjunto de presupuestos fundamentales y pre-reflexivos implícitos en el sistema educativo y en su ejercicio. Para el psicoanálisis los lugares pre-interpretan y en este caso la escuela conlleva también “efectos de lugar” donde el maestro se inserta. Es decir, las diferentes estructuras espaciales de la sociedad son introyectadas por el individuo, integrándose a una estructuración mental subjetiva que permitirá en lo sucesivo el ejercicio del poder. Por ello la acción pedagógica consigue llevarse a cabo, considerándose una forma sutil de violencia simbólica persistente orientada a la interiorización de prácticas culturales arbitrarias.

Si tomamos el modelo de la teoría de la comunicación desarrollado por Jakobson, el proceso lingüístico implica seis factores constitutivos que lo estructuran como tal: emisor, receptor, mensaje, código lingüístico, contexto y canal, que permiten la comunicación entre el emisor y el receptor. Dicha comunicación se establecería en forma unidireccional y coincide con la idea de Bourdieu respecto al “carácter transmisivo” de ésta, en su perfil de violencia e imposición. Igualmente, añade que la fuerza simbólica de un discurso performativo no podría ejercerse sin la complicidad del receptor. En efecto, la palabra o cualquier otra expresión simbólica solo funcionan si se apoyan en disposiciones previamente constituidas. Por ello los efectos de la violencia simbólica con su presión tácitamente consentida se ejercen siempre y cuando se encuentren estructuras mentales concordantes. Por supuesto los niños tienen un grado de permeabilidad infinitamente superior al del adulto normal. De consecuencia, conceptos como el de “etiqueta” y “profecía auto-cumplida” adquieren especial relevancia en el ámbito escolar. La posición asimétrica ocupada por el maestro refuerza la representación legítima del mundo social y otorga el poder simbólico de nombrar y clasificar. Es el caso de los «rótulos impuestos» que horadan y marcan al alumno consiguiendo el efecto de profecía auto-cumplida. Merton la circunscribe como «…una definición falsa de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva verdadera”. En todo caso, la estructuración del aparato psíquico del niño absorbe la palabra del Otro, pero también la resiste y la objeta. Según los aportes del psicoanálisis en materia de comunicación, nominación e identificación, la existencia del inconsciente obliga a considerar la falta de unidireccionalidad de la palabra y del mensaje, lo improcedente de la noción de causa-efecto y de la idea de plasmación pasiva en el niño por parte de un adulto autorizado. De hecho el proceso comunicacional resulta más complejo. La comunicación no solo comprende el mensaje que el emisor envía al receptor sino que el emisor, al mismo tiempo, se envía un mensaje así mismo en forma inconsciente, por lo que “recibe su propio mensaje de forma invertida”. Es decir: envío un mensaje consciente a un otro, pero también me auto-envío un mensaje inconsciente. La palabra trasciende los límites de la conciencia. De este modo se puede afirmar que existe un intercambio de inconsciente a inconsciente y no solo de Ego a Ego. Por ello, al no haber linealidad en la comunicación, las derivaciones no son tan inequívocas. Así lo indican algunos conocidos ejemplos que no gozaron del efecto conclusivo de la profecía autocumplida ante el veredicto de un profesor. Es el caso de  John Gurdon, premio Nobel de Medicina (2012), del cual se dijo: “Su rendimiento, sus resultados, son insatisfactorios. No asimila bien. Insiste en hacer las cosas a su manera. Me ha llegado la noticia de que quiere ser científico. Me parece algo ridículo. Sería una pura pérdida de tiempo no sólo para él sino también para los que deberán enseñarle”. Posiblemente el más conocido sea el de Albert Einstein: “Este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Era etiquetado el lento de la clase.

Podemos concluir que el individuo en cuanto “ser de lenguaje” es “sujetado” al discurso del Otro. Dicha función considerada violenta por Bourdieu, tiene además del efecto mortificante, una cualidad humanizante. Es decir, el viviente se constituye en una cultura que lo coarta en lo que respecta a lo instintual pero también lo integra a un universo Simbólico que introduce en su vida el orden y el amor. El Registro Simbólico posee asimismo una función de pacificación de las relaciones del sujeto con el prójimo.

  • Autor: Lic. Rosana Alvarez Mullner

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Bourdieu, P. (2008), Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Ed. Akal.
  2. Lacan, J. (1985), Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI editores.
  3. Lacan, J. (1985), La instancia de la letra en psicoanálisis o la razón desde Freud, Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI editores.
  4. Kaplan, C. (1992), Buenos y malos alumnos, Buenos Aires, Aike.